“Básicamente, me di cuenta que para mantenerme ateo, tendría que creer que la ‘nada’ produce ‘todo’; materia muerta produce vida; el azar produce orden; caos produce información; inconsciencia produce conciencia; y lo irracional produce razón. Estos saltos de fe eran simplemente demasiado grandes para yo lograrlos, especialmente a la luz del caso afirmativo por la existencia de Dios y la resurrección de Jesús (y su divinidad por consiguiente). En otras palabras, mi análisis del cristianismo explicaba el total de la evidencia mucho mejor que el ateísmo.”
–Lee Strobel, Ex Ateo
_____________________
Tal como lo expresa el señor Strobel, los ateos tienen más fe que los creyentes al aceptar tantas premisas. Yo en cambio me limito a una sola: Creo en un solo Dios creador del universo. Para creer en Él, bastaría reconocer que el hecho mismo de sabernos conscientes e inteligentes es obra de un creador y no una consecuencia de la casualidad. Esa conciencia también nos plantea preguntas en torno a realidades como la vida, el dolor, la muerte y el pecado, que no encuentran una simple explicación desde la razón. Solo la fe las ilumina y nos ayuda a encontrar sentido en medio del camino.
Dios también nos ha grabado en nuestros corazones unos principios morales que nos permiten discernir entre el bien y el mal. Eso por sí solo pudiera ser razón suficiente para concluir que, de no existir un Dios, no habría razón para tener que diferenciar entre lo bueno y lo malo, pues si el pecado no tiene consecuencia, ¿a qué he de temer?
Encontrar a Dios es tan fácil, tan evidente, que quizás por ello mismo se nos hace imposible creerlo. El apóstol San Juan nos dice: "El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor." (1 Jn 4,8). Y para que haya amor tiene que haber libertad (libre albedrío), y es por ello que Dios no nos obliga a amarlo. Pero sí nos ha dejado evidencia de su existencia en sus obras y con ello nos invita a reconocerle, amarle y adorarle. - ¿Y cuales son sus obras? - Infinitas.
Aquí menciono sólo algunas que espero te inviten a reflexionar entre si eres un simple cuerpo material destinado al olvido de la corrupción o un ser espiritual creado para la eternidad.
La creación.
![Resultado de imagen para la creacion](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBt6p8Sr2h7oMO748e0UAIDoA7bMQMN_KW2kvX4FjVF6ajk1JQQWwtIYqgbjSv7VWPAE4MChWjGyCPf44tqAvdETs0XxlFtLPm9HX9kM4nkLkVCt9bkXskUOKpWc4QuAr2tfeRHGYmyRiG/s400/387970_3000.jpg)
Aquí menciono sólo algunas que espero te inviten a reflexionar entre si eres un simple cuerpo material destinado al olvido de la corrupción o un ser espiritual creado para la eternidad.
"Son necios por naturaleza todos los hombres que han desconocido a Dios y no fueron capaces de conocer al que es a partir de los bienes visibles, ni de reconocer al Artífice, atendiendo a sus obras; sino que tuvieron por dioses, señores del mundo, al fuego, al viento, al aire ligero, a la bóveda estrellada, al agua impetuosa o a los astros del cielo. Si, cautivados por su belleza, los tomaron por dioses, sepan cuánto les aventaja su Señor, pues los creó el autor de la belleza. Y si admiraron su poder y energía, deduzcan de ahí cuánto más poderoso es quien los hizo, pues por la grandeza y hermosura de las criaturas se descubre, por analogía, a su Creador. Sin embargo, éstos merecen menor reproche, pues tal vez andan extraviados buscando a Dios y queriendo encontrarlo. Dan vueltas a sus obras, las investigan y se dejan seducir por su apariencia, pues es hermoso lo que ven. Pero, con todo, ni siquiera éstos son excusables, porque, si fueron capaces de saber tanto, que pudieron escudriñar el universo, ¿cómo no encontraron antes a su Señor?" - Sabiduría 13, 1-9
Este pasaje del libro de la Sabiduría (AT), escrito hace más de 2.000 años, contiene un mensaje muy actual: a pesar de nuestra inteligencia, de la que Dios no ha dotado para escudriñar el universo; no reconocemos a su Creador. Quizás nuestros dioses ya no son el fuego, el aire y las estrellas, pero seguimos idolatrando otro tipo de dioses (el dinero por ejemplo) que nos han quitado la atención del único Dios verdadero.
Casi todos conocemos la teoría del Big Bang (teoría propuesta por un sacerdote católico) que nos habla de un universo que surgió a partir de una gran explosión en medio de la nada. Tras esa explosión, y quizás millones de años después, coincidimos tú y yo en un pequeñísimo planeta azul que tiene ciertas peculiaridades que lo hacen muy diferente a los miles de planetas solares y extrasolares que hoy se han descubierto:
Casi todos conocemos la teoría del Big Bang (teoría propuesta por un sacerdote católico) que nos habla de un universo que surgió a partir de una gran explosión en medio de la nada. Tras esa explosión, y quizás millones de años después, coincidimos tú y yo en un pequeñísimo planeta azul que tiene ciertas peculiaridades que lo hacen muy diferente a los miles de planetas solares y extrasolares que hoy se han descubierto:
- Estamos en la zona habitable de una galaxia en espiral, es decir, lejos del centro y en el espacio menos densamente "poblado" de uno de los brazos de ese espiral. De otra forma el caos de los cuerpos celestes nos hubiesen aniquilado hace rato.
- Estamos en la zona habitable de un sistema solar con una estrella estable (ni muy fría, ni muy caliente).
- Nos protegen planetas gigantes que nos sirven de escudo antimisiles que desvían o atraen para sí cualquier cuerpo celeste que amenace destruirnos.
- La Tierra tiene el tamaño perfecto. Más grande nos aplasta la gravedad, más pequeño, no tendríamos atmosfera.
- La Tierra tiene una inclinación sobre su eje de 23 grados, que hace posible que los que estamos en el trópico no nos achicharremos de calor y en el polo no se congelen los 12 meses del año.
- Tenemos una luna a la distancia correcta y con unas fases perfectamente sincronizadas para que tengamos mareas. Si estuviera más cerca o más lejos, los efectos de las mareas serían inexistentes o catastróficos.
- Sin las mareas no tendríamos clima, es decir, aire acondicionado. Ni mucho menos el ciclo del agua.
- El tamaño aparente de nuestra luna, es igual a la del sol, es decir, la Luna es 400 veces más pequeña que el Sol, pero está 400 veces más cerca; por lo que podemos disfrutar de eclipses totales de vez en cuando.
- La luna rota cada 29 días, el mismo tiempo que tarda en orbitar alrededor de la Tierra y por eso nos muestra siempre la misma cara. Su interacción gravitacional con la Tierra hace que nuestros días sean de 24 horas, sin ella, el planeta giraría más rápido y sería muy inestable.
El listado de "condiciones particulares" que hacen posible nuestra existencia es mucho más largo y lo pueden consultar en fuentes más confiables que esta. Lo cierto es que la gran mayoría del mundo científico y los escépticos están de acuerdo con esta información y que sin esas "particularidades" de la Tierra, no habría vida.
Me niego a creer que esto sea pura coincidencia. Mucho menos que la vida haya surgido de una sopa primitiva que derivó en la complejidad de lo que hoy conocemos como el ADN y que contiene el código genético de cada ser vivo sobre esta tierra. El ADN es en sí un programa, que le dice a cada célula como crear proteínas a partir de aminoácidos. Es un proceso tan fascinante y perfecto, que es imposible que sea producto del azar. Más aún, cada célula del cuerpo humano (con la excepción de los glóbulos rojos) contiene una secuencia de ADN de 3.200 millones de letras de longitud, es decir, 2 metros de ADN. Si desenrrolláramos todo el ADN de las células de un cuerpo humano, cubriríamos la distancia de la Tierra a la Luna 7.000 veces.
(Ver: https://www.xatakaciencia.com/genetica/las-cifras-mas-curiosas-del-adn)
(Ver: https://www.xatakaciencia.com/genetica/las-cifras-mas-curiosas-del-adn)
Nuestra soberbia nos lleva a desconocer el orden de la creación y por ende, la existencia de una entidad ordenadora. Basta con ver la naturaleza y todos sus procesos: ya quisiera el hombre poder recrear el ciclo del agua o la fotosíntesis. Pero nos es imposible crear algo, ¡ni un átomo de hidrógeno! - Somos capaces de descubrir y transformar cosas, pero aún no tenemos la capacidad de crear algo de la nada.
Un Dios que nos habla.
Toda la creación habla de Dios, pero aún así, Él mismo se quiso revelar. Y es precisamente eso lo que nos diferencia a los Cristianos de muchas otras religiones, que esta religión se basa en un Dios que se revela al hombre, no el hombre que busca a un dios.
El hombre en toda su historia siempre ha necesitado uno o más dioses para darle sentido a su vida, es sólo en esta época en la que nos creemos excepcionalmente inteligentes (y no somos capaces de crear un átomo de la nada) que pensamos que somos producto del azar y queremos desmitificar la idea de Dios.
Nuestro Dios Judeo-Cristiano, tuvo que orientar a su primitivo pueblo para que no adoraran dioses diferentes a Él. En la medida en que ese pueblo fue madurando, Dios comenzó a transmitir mensajes más complejos a través de profetas y finalmente, su mensaje del amor y llamado a su Reino, a través de sí mismo en la figura de Jesucristo.
¿Muy fantasioso el asunto? Diría más bien que no estamos abiertos a explorar otras realidades que vayan más allá de nuestra materialidad y lo que podamos comprobar a través del método científico.
Los cristianos tenemos como verdad la existencia de un mundo espiritual, que somos cuerpo y espíritu, y que nacemos de Dios y somos para Dios.
La Biblia
La Biblia
Lo primero que nos habla de esa verdad que creemos es la incomprendida Biblia, la que muchos quieren leer textualmente acorde a su criterio particular y que por ello la descalifican de todas las maneras posibles (de eso hablaré en otra entrada). De la Biblia me enfocaré solo en los Evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Los mismos relatan la vida y obra de Jesús. La radicalidad del mensaje de Jesucristo no tiene precedentes históricos y la altura moral encarnada en el propio Jesús es absolutamente extraña a su época. Más aún, que ese mensaje haya perdurado por 2.000 años pese a tener que remar contracorriente desde la misma muerte de Cristo, habla de una verdad inocultable. Y es que los mismos discípulos de Jesús, a pesar de verle hacer cientos de milagros, fueron los primeros en salir huyendo el día de su crucificción. Fue la verdad de la resurrección la que confirmó su fe y les hizo, de la noche a la mañana, los hombres valientes que fueron capaces de morir defendiendo el Evangelio (buena nueva). Jesús además prometió fundar una Iglesia que perduraría por siempre, promesa que se ha cumplido hasta la fecha, pese a todas las contrariedades que ha tenido. Ninguna otra Institución ha durado tanto.
Las apariciones Marianas.
Nuestra Santísima Virgen se viene manifestando desde el principio del Cristianismo, y muy especialmente en los últimos 200 años. Habrá quienes piensen que son alucinaciones, pero si lees por ejemplo la historia de los pastorcitos en Fátima o de la analfabeta campesina Bernardet en Lourdes, vemos como fueron terriblemente atacados por sus familiares y extraños y pese a todo, estuvieron dispuestos a morir por transmitir el mensaje de su amada Madre, que además, se ha cumplido a cabalidad.
La actuación del demonio.
Su acción se da fuera del orden natural, es por esto que su presencia en el mundo es otra manera de corroborar la existencia de lo sobrenatural. El demonio actúa discretamente (y raramente se presenta con cachos y cola) porque sería evidencia de la existencia de una entidad espiritual y por ende confirmación de Dios. A ese le conviene mantenernos aletargados. Pero la realidad es que hay mucho tipo de actuaciones del maligno, desde tentaciones, infestaciones a posesiones, estas últimas bastante extrañas. Normalmente la Iglesia es muy cauta con estos temas, pues es cierto que pudieran llegar a confundirse con enfermedades de orden mental. Para que alguien sea declarado poseso se deben evidenciar hechos sobrenaturales como el desafío a leyes físicas como la gravedad, fuerza anormal, el rechazo a objetos sagrados, hablar lenguas muertas o antiguas que el poseso desconoce y muchas otras cosas que no son de carácter humano. Películas como "El Exorcista" y el "Exorcismo de Emily Rose" están basadas en hechos reales.
La vida de los santos y sus cuerpos incorruptos
La Iglesia tiene una gran lista de personas que vivieron su vida en esta tierra en alto grado de virtud. Muchas de estas personas alcanzaron tal nivel de espiritualidad, que obtuvieron dones sobrenaturales, como el de la bilocación, la levitación, profecía, leer la conciencia de las personas y hablar con el mismo Jesucristo, la Virgen María y los Ángeles. Muchos otros Santos experimentaron las heridas de la pasión de Cristo (estigmas) o sus dolores.
Tal fue el grado de perfección de estas personas, que muchos de ellos murieron en olor de santidad, es decir, sus cuerpos expelían olores agradables y no se corrompieron.
Los milagros eucarísticos
Por último, he dejado quizás uno de las evidencias más relevantes y menos conocidas denominadas como milagros eucarísticos. Los católicos aceptamos como realidad la promesa de Jesús de alimentarnos con su cuerpo y sangre a manera de conmemoración de su vida, pasión, muerte y resurrección. Jesús pidió hacer esta conmemoración en la última cena, pero ya lo había manifestado antes a un público muy grande que le seguía después de haber multiplicado los panes y de haber caminado sobre las aguas (demostrando poder sobre los alimentos y sobre su cuerpo). A ese público les dijo que deberían literalmente comer su carne y beber su sangre; la gente no lo entendió y lo abandonaron, tanto fue el escándalo, que el mismo Jesús les preguntó a sus 12 apóstoles: ¿Ustedes también se van a ir? (Jn 6, 66-67).
Jesús había acabado de demostrar que tenía poder sobre la comida y sobre su cuerpo, ¿acaso le iba a quedar pequeño hacer que un pan se transformara en su carne y el vino en su sangre? Pues así como sucedió hace más de dos mil años, aún nos cuesta creer semejante afirmación. Muchos sacerdotes incluso dudan de esta realidad, por eso han ocurrido milagros durante la eucaristía en la que el pan se convierte en verdadera carne y el vino en verdadera sangre.
(Ver:https://es.aleteia.org/2015/11/27/los-milagros-eucaristicos-mas-conocidos/)
¡Que la gracia y el amor de nuestro Señor Jesús les acompañe siempre!
Jesús había acabado de demostrar que tenía poder sobre la comida y sobre su cuerpo, ¿acaso le iba a quedar pequeño hacer que un pan se transformara en su carne y el vino en su sangre? Pues así como sucedió hace más de dos mil años, aún nos cuesta creer semejante afirmación. Muchos sacerdotes incluso dudan de esta realidad, por eso han ocurrido milagros durante la eucaristía en la que el pan se convierte en verdadera carne y el vino en verdadera sangre.
(Ver:https://es.aleteia.org/2015/11/27/los-milagros-eucaristicos-mas-conocidos/)
¡Que la gracia y el amor de nuestro Señor Jesús les acompañe siempre!
No hay comentarios:
Publicar un comentario